En cuanto a la comida, excelente, una ensalada bastante clásica aunque con abundante queso fresco que le da un toque especial, y ello regado con rakia, una bebida típica de los balcanes, fermentada a partir de diferentes frutas (la que yo bebí a partir de uva), y con una graduación cercana a los 60º (pura crema señores), que aún siendo extremadamente fuerte (no para un moracho obviamente, jeje) acompaña perfectamente a la fresca combinación de productos de la ensalada. Algo de carne para acompañar, y rakia, rakia, rakia....
Cuando el rakia cumplió su objetivo, me dispuse a acompañar a mis amigos a la extravagante danza búlgara.... todos en corro, como pequeños niños concentrados en no equivocarse, moviendo los pies al son de los ritmos eslavos, pero sin apenas mover la cadera. Los pasos con los pies son relativamente sencillos (más si alguna vez en tu vida has bailado una jota manchega), pero poco a poco el ritmo va in crecendo y la facilidad de los pasos iniciales se vuelve endiabladamente disparatada y los pies ya no saben a que atenerse. Una danza muy divertida, con gente seria cuando la baila pero que termina con una enorme sonrisa ensartada en la cara al finalizar el tema. En fin, una muy grata experiencia.
Ya que una imagen vale más que mil palabras (aunque jamás me he parado a contar su valor real) aquí teneis mis inicios en dichos bailes populares. Al menos lo intenté amigos..... (colgaría un video, pero no tengo el suficiente grado de alcohol en sangre para realizar tal disparate...).
Poco a poco esta ciudad comienza a embelesame.... pero aún queda mucho por descubrir..... y disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario