EVS en Sofía

Cada ciudad tiene su espíritu, su velocidad y su estilo. Obviamente se la ceden sus habitantes, pero sin embargo al entrar de primeras ante una ciudad no observas a cada persona que pasa por tu ventanilla.... observas el conjunto, como si cada uno de sus elementos, vivo o inerte formara el un ente completo, es decir, como el conjunto de moléculas que dispuestas e interaccionando de cierta manera, originan lo que denominamos célula. Tal vez sea por pequeños estremecimientos de mi tiempo como biólogo, pero defiendo mi metáfora. Así pues, mi entrada a la capital búlgara podría demarcarse por un agradable y extraño contraste de sensaciones. Cargante, aunque suave; sencilla pero particular; simple pero enigmática. Mi alma de aventurero ha vuelto a abrir su ataud y clavando una osada estaca a mi rutina se ha nombrado general de mis estímulos. Creo que debería comprarme un látigo y un sombrero marrón (o es demasiado retro)

No hay comentarios: